martes, 10 de enero de 2012

Bloque IV; Reflexión

    La lectura debe ser algo para evadirse, pero debe hacerse bien. No sé si el error está en uno mismo o en quiénes hayan marcado su progreso, pero quizás sea la manera y la forma de proceder con las actividades que influyen en la lectura las que hacen que se consiga de este hecho algo exitoso.

    A lo largo del curso, por las circunstancias que se han ido sucediendo me he dado cuenta de la importancia del maestro como guía y animador, en este caso para la lectura, en general para el aprendizaje. El gusto por las cosas pueden estar despiertos por un interés propio, pero  en otras ocasiones, es alguien que trabaja como agente externo el que hace que algo desconocido o que nos disgustaba se convierta en atractivo o al menos interesante.

    La motivación, el ocio, el querer aprender y conocer cosas nuevas, la diversión y el entretenimiento van unidos de la mano y nosotros como maestros debemos crear esa globalidad de sentimientos hacia la lectura, la autonomía, el sentido crítico y el “querer más y más y más…”

    Como maestra espero marcar de manera positiva algún día a mis futuros alumnos, quiero ser diferente y única, no por protagonismo sino por mostrar que existe la variedad y de ahí, de lo diferente se aprende siempre algo nuevo que nos permite destacar. Cada uno somos un mundo y tenemos algo especial. Yo, lo reconozco, la literatura me cuesta, no consigo que me cautive, pero me gusta leer cosas que me inquietan y me despiertan curiosidad y algo bien creo que habré hecho porque me siento orgullosa de lo que escribo y de lo que aprendo, de los errores que cometo también, porque… una vez pasados intento aprender de ellos para mejorar o, al menos, no empeorar. Necesito encontrar el momento idóneo en mi vida para desconectar y adentrarme en libros que podré ofrecer a mis alumnos, pero lo que quiero es poder guiarles en su propia elección hacia lo que les haga sentirse realizados y con ganas de seguir adelante.

    Las actividades nos permitirán compartir, comprender y reflexionar sobre lo que cada uno leemos y sobre lo que leen los de al lado, así… escuchando y leyendo, hablando y escribiendo podemos dar a conocernos a nosotros mismos y permitir que otros aprendan, que nosotros aprendamos.

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