martes, 10 de enero de 2012

Bloque II; Adaptación de un cuento

    "La Reina y sus Vasallos" es una adaptación de “La princesa y los siete bandoleros”. Está dirigido a niños de Educación Primaria.

   "La Reina, sus Vasallos y Elena"

    Erase que se era una reina y sus vasallos en un pueblo muy lejano. En un invierno muy frío en el que la nieve cubría todas las montañas y helaba todas las aguas. Por eso… no pudo acceder nadie a visitarlos porque el acceso era muy complicado, ¿el problema? Ellos tampoco podían salir para nada.

   Solana, que es el pueblo en el que la Reina Matilde vivía había siempre de todo. Ella vivía en una bonita casa, con corral, bodega, granja y muy bonitas vistas. Era un lugar maravilloso en el que la paz te inundaba nada más llegar.

   El problema vendrá con este frío invierno, en que por la lejanía de Solana y las capas y capas de nieve… el plácido lugar se volverá en el escenario de una caprichosa reina.
En Solana vivía muy poca gente, pero no sólo estaba la Matilde, pero ella sí que muchas veces creía que era la única persona a la que atender y más… en estas circunstancias tan difíciles para todos los habitantes del pueblo. En concreto en la casa de Matilde vivía la pequeña Elena, sobrina de la reina que quedó al cuidado de su tía cuando su madre emigró por amor.

    Matilde solía ser una reina bastante afable y correcta con sus familiares y vasallos, pero todo esto era así cuando no había problemas. En este invierno frío las calamidades están por venir, que tras perder las cosechas, comenzarán las penurias.

    La reina Matilde empezó a ser irritante e irritable y utilizaba a sus vasallos para que la sirviesen de una manera constante sin sentido. Empezó a amargarse por ver cómo los animales empezaban a pasar hambre y el pueblo estaba incomunicado, pedía cosas imposibles para cualquiera con lo que consiguió que la gente de su entorno se amargase. Sus vasallos no la soportaban, pero al fin y al cabo eran vasallos y no tenían sentimientos, el mal trago fue para Elena, su sobrina que la adoraba. Siempre hacemos más daño a quiénes más queremos y Elena se llevó la peor parte por parte de su tía. Así que Elena  decidió partir sin dar señales de vida en busca de una salida a esta encerrona por nieve que se ha convertido en una situación dolorosa.

    Elena comenzó con afán, preparó su macuto, con ropa de abrigo, comida que encontró en casa y se lanzó a la aventura. Fue uno de los vasallos quién vio como Elena se iba y decidió seguirla. Para Rafael, Elena era una total desconocida y que le iba sorprendiendo durante el camino de su aventura. La sobrina de Matilde era una chica valiente, tenaz y fuerte que siempre había pasado desapercibida, quizás por la falta de afecto de su madre.

    Tras días por la montaña, pasando frío, Elena sintió a alguien detrás de ella y le vio. Entablaron una conversación y siguieron juntos la aventura. Quizás conseguir pasar cosas difíciles juntos haga que esta amistad, sea algo de verdad y… ¿algo más?

    Después de muchas conversaciones el vasallo se dio cuenta de que no sólo por “querer escapar” Elena se marchó de Solana, quería demostrar que la niña tímida y callada que siempre estaba a la sombra de Matilde podía llevar de nuevo la calma a su querido pueblo.

    Este hecho hizo que Rafael viese mucho más allá en la persona a la que acompañaba, que no sólo era guapa, valiente y buena, si no que quería a los suyos y a su pueblo empezando así, a sentir algo más que amistad. Algo en lo que Elena no reparaba cuándo se fue, es que no había nada que buscar fuera de Solana para devolver la felicidad, sino que había que ser felices con lo que se tenía y enseñar a los demás a serlo. Caminando y caminando juntos, Elena y Rafael vieron como echaban de menos Solana y a todos los que estaban allí, incluso a Matilde y decidieron volver.

    En el viaje de vuelta Elena comenzó a sentir por Rafael lo mismo que el ya vio, y cada vez se acercaban más. A veces, las malas situaciones hacen querer escapar y… cuando escapas te das cuenta de que la felicidad la tenías a tu lado.

    Llegaron juntos a Solana y Matilde los recibió esplendorosa de alegría, su sobrina, a la que solía ignorar llegó, la nieve desapareció y el buen tiempo acompañó. Rafael se decidió y habló con la reina.

    Matilde ya sabía para que su, antes vasallo, acudía a ella, porque vio en los ojos de los dos como había sentimientos y felicidad. Rafael pidió a Elena matrimonio que Matilde aprobó y aprendieron a vivir cada invierno y cada año valorando lo que tenían al lado.

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