domingo, 25 de diciembre de 2011

Bloque IV; Lectura Literaria y Animación Lectora.


    (…) el objetivo último y prioritario de la utilización de la literatura en clase, que no sería otro que conseguir que nuestros estudiantes se acercaran a la literatura por el valor que esta tiene en sí misma; no significando esto que tuviéramos que volver a un estudio historicista de autores y géneros o que nuestros alumnos tuvieran que pasar por textos completamente ajenos a sus intereses. La competencia literaria no solo debe ser la capacidad de nuestros alumnos de saber comprender, interpretar y disfrutar de un texto literario, sino que esa habilidad se debe de hacer extensible a la capacidad para expresarse, por escrito o de manera oral, a partir de un texto literario y estar preparado para cualquier debate o actividad, incluso creativa, que pudiera generar ese texto.

    En este párrafo de José Coloma se contempla y sintetiza cuáles deben ser nuestros objetivos para la motivación hacia la literatura en nuestros alumnos de primaria. Para ello, debemos trabajar y no sólo leer, por tanto debemos confeccionar y plantear actividades que acompañen la lectura.

    Si entendemos que leer no es sólo decodificar los símbolos escritos, sino que es comprender, será necesario ofrecer al niño la posibilidad de que comprenda el lenguaje oral o escrito y así, poder expresarse. Estas actividades se encontrarán antes, durante y/o después de la lectura, las cuales girarán en torno al libro como protagonista.

    Y para que estas actividades resulten eficaces y óptimas al final del proceso de lectura ¿qué requisitos han de cumplir? Pues bien, a continuación se detallan las características de estas actividades que se reúnen en la animación lectora:

  • Motivadoras, atractivas, divertidas, interesantes; las actividades deben ser un reclamo para nuestros alumnos. Cuando algo es motivador hará que no perdamos el interés ni la atención de ello. Una buena idea, es hacer de estas actividades algo lúdico, hecho que adquiere sentido si contemplamos y no dejamos de lado que estas actividades son, en conjunto la animación a la lectura.
  • Dirigidas; todo juego requiere normas y alguien o algo que las dirija. El maestro debe saber en cada momento qué efecto producen las actividades en los niños y detectar si el fin de ellas es el libro protagonista y el niño.
  • Abiertas; deben permitir la expresividad del niño, de manera que se sentirá parte de la lectura.
  • Deben permitir la participación activa de los niños, que se sientan parte de ellas y de la lectura. Deben sentirse identificados con lo que hacen y encontrar sentido en ello.
  • Estas actividades, deben permitirnos identificar los conocimientos del niño previos y posteriores a la lectura para así, poder hacer un análisis de la evolución del sujeto.
  • Además, deben promover la reflexión y el aprender a pensar de los niños, para que no lean sin más.

    Para concluir, el concepto de Platón sobre qué es la educación dice, en pocas palabras, mucho al respecto: “educar es enseñar a desear lo deseable”. Así que si hacemos de la lectura y sus actividades algo deseable, el éxito está asegurado, puesto que el verdadero aprendizaje se hace desde las ganas de aprender, evolucionar, imaginar y soñar. Elegimos sobre lo que conocemos y cuánto más amplio sea ese campo más fácil será encontrar aquello que deseamos.

1 comentario:

  1. Vale. Has hablado de las actividades en general. Ahora te falta hablar de las que hacemos antes de la lectura (para animar), durante la lectura (para acompañar y favorecer la comprensión) y después de la lectura (para valorar, realizar reflexiones globales en común y desarrollar el interés por la lectura en general).
    Usa, como base, el documento que yo colgué en LUVIT. También estaría bien que le echaras un vistazo al blog de Pedro.

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